Colores pasteles, muebles de efecto envejecido... ¡Empape su hogar en un ambiente de ensueño con un estilo acogedor y auténtico!
Romántico, delicado, sofisticado y muy auténtico, el shabby chic es un estilo que se ha convertido en toda una tendencia para los que saben apreciar el encanto de las cosas pequeñas buscando una belleza que se transmita a la vida cotidiana. En una fusión de elementos pasados y presentes, este estilo consigue que el diseño de interiores tenga el poder de envolver cada hogar en una atmósfera cálida y acogedora.
Es cierto que las claves de este estilo no son para todo el mundo. En inglés, shabby significa desordenado y descuidado mientras que chic, como es sabido, se interpreta como elegancia o estilo propio. Entonces, surge una preguntar que es normal hacerse: ¿cómo algo desordenado o descuidado puede ser también elegante?
Shabby es uno de esos estilos que no dejan de sorprender. Sus seguidos dejan de lado la búsqueda de la belleza objetiva, del orden y del minimalismo para adentrarse por otros caminos mucho menos explorados en el mundo de la decoración.
El estilo emplea objetos para contar historias y transmitir recuerdos creando un entrelazamiento único entre el pasado de quienes viven en una casa y su presente. Los amantes de este estilo ven su casa como un lugar para vivir de forma intensa sin la necesidad de reglas de ningún tipo.
Muy típico de este estilo son los muebles de madera envejecidos de forma completamente deliberada con colores suaves y opacos que incluso transmiten una sensación de mal estado y descuidado muy marcada. Shabby chic es de hecho el nombre de una técnica de pintura que implica la recuperación de los muebles viejos y feos a través de una capa de pintura normalmente blanca o de color pastel. El efecto shabbato es siempre fresco y brillante manteniendo el aire antiguo de las piezas astilladas sobre las que trabaja y que se asoman directamente al pasado.
A pesar de contar ya con algunas décadas de historia, el shabby chic tiene unos orígenes bastante cercanos. Nacido en los años 80, este estilo debe su éxito a la iniciativa de la diseñadora británica Rachel Ashwell, quien transformó su pasión por la recuperación de muebles y antigüedades en una idea prometedora.
Así fue como abrió su primera tienda de muebles en Santa Mónica, un establecimiento conocido como Shabby. En los años 90, el estilo ya había conquistado la costa oeste de Estados Unidos incluyendo a las muchas celebridades que aquí viven.
Si bien es cierto que la costa californiana demostró ser un terreno fértil para la difusión del shabby chic, todavía quedaba pasar la prueba de Europa donde esta tendencia tenía sus mismas raíces.
Las casas de campo inglesas con sus sofás de fantasía floral, las paredes cubiertas de papel pintado y las viejas pinturas colgando de las paredes eran fuente de inspiración para el estilo shabby. Con el paso del tiempo, este estilo se ha enriquecido con otras influencias como el blanco de las casas suecas o el estilo provenzal nacido entre campos de lavanda, olivos y viñedos.
Para que una casa pueda presumir de una decoración shabby chic hay que tener presentes algunos elementos que no pueden faltar en su mobiliario de forma alguna. Es más, resultan casi insustituibles, por lo que no conviene olvidarse de ellos si se busca alcanzar la perfección dentro de esta tendencia del interiorismo. Por ejemplo, la paleta de colores debe apostar en todo momento por los tonos suaves y pastel dejando lugar a tonalidades brillantes que incluirán blancos y beige de forma predominante. El gris y otros tonos como el azul, el lila o el verde menta también tienen amplia aceptación.
Si se opta por fantasías, estas siempre deben ser de tipo floreado o bucólico como sucede con el toile de jouy. Los materiales crudos y naturales, como pueden ser el algodón y el lino, se combinan con delicadas transparencias en las que los encajes y bordados tendrán un gran protagonismo.
Para dar un toque de elegancia a cualquier hogar, este estilo recomienda usar linternas o candelabros de madera viejos. También valen los de hierro oxidado y los arreglos florales más cálidos y clásicos. No se puede olvidar la importancia de sumar a la decoración cojines bordados en rincones como los sillones, el sofá o las sillas. Para terminar, las tazas, platos y otros elementos deben estar en consonancia con el resto de la casa.
El shabby no es solo una elección para el diseño de interiores, es realmente una auténtica filosofía de vida para las personas que quieren vivir sin filtros y mostrarse tal y como son: imperfectas. Esta tendencia ve el pasado como algo precioso y en lugar de lavarlo lo conserva con sus imperfecciones y los reinventa en algo siempre nuevo. ¿El objetivo? Sentir una casa como un hogar tradicional.
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