Existen multitud de historias y leyendas en torno a las perlas. Las auténticas y naturales son muy raras y los casos en las que fueron simplemente 'pescadas' en el mar son muy pocos. Este es el motivo por el que siempre han sido consideradas como objetos preciosos y, aún hoy, siguen considerándose como una de las joyas más preciadas. Pero, ¿cómo es posible reconocer una perla verdadera de una falsa? Estas son las 5 reglas de oro para hacerlo:

Las perlas se forman cuando ciertos cuerpos extraños penetran en el interior de una concha. Sin embargo, solo unos pocos tipos de conchas tienen formas adecuadas para generar este tipo de joyas.

La ostra perlífera o pinctada, como también es conocida, es una de ellas. Cuando se contamina de parásitos o penetra en ella cuerpos extraños como, por ejemplo, un simple grano de arena, se defiende secretando nácar. Este elemento envuelve al intruso en una especie de película para aislarlo y hacerlo inofensivo.

Sin embargo, la simple contaminación por un cuerpo extraño no es suficiente para que se forme la perla. De hecho, este elemento agresor debe depositarse y mantenerse en el epitelio de la concha de la ostra, lo que dará lugar a que se envuelva en repetidas ocasiones en nácar hasta formar la preciada esfera blanca. Para que te hagas una idea, el proceso puede llegar a durar entre 2 y 5 años.

Para que se den todos los factores que garanticen el nacimiento de la perla es necesario tener mucha suerte. De hecho, por esta vía, es absolutamente imposible satisfacer la demanda existente de perlas naturales. Este es el motivo por el que se empezaron a cultivar artificialmente.

Las ostras perlíferas se cultivan en grandes depósitos en las que se recrean las condiciones ideales para el desarrollo de las perlas. En este sentido, el cuerpo extraño se inserta quirúrgicamente en el epitelio y, después, se deja que el molusco realice el pequeño milagro. Las perlas cultivadas deben considerarse, por ende, como perlas auténticas, solo que por medio ha intervenido la mano del hombre. Las características de una perla auténtica son visibles tanto si es natural como si es cultivada.

Finalmente, llegamos a una de las preguntas más habituales entre los consumidores: ¿son auténticas las perlas de colores? Has de tener en cuenta, en primer lugar, que el color natural de las perlas reales es el mismo que el del nácar, es decir, un blanco pálido con reflejos beige y plateados.

Presta atención si te encuentras en algún lugar una perla negra. Es posible que se trate de una perla normal que haya sido teñida. Sin embargo, también puedes estar ante una de las famosas perlas de Tahití. Estas suelen tener coloraciones que van desde el gris hasta la antracita. Los casos en que son completamente negras son muy poco habituales pero, a la vez, ¡maravillosos!

Por ejemplo, se sabe que las perlas del Mar del Sur, que son criadas principalmente en Indonesia, Filipinas y Australia, son muy grandes (hasta 20 mm de diámetro), pero se trata de una característica que no afecta en modo alguno a su calidad.

Ya sea para adornar pendientes, gargantillas o anillos, las perlas se han convertido en sinónimo de elegancia y exotismo. Sin duda, los tesoros más fascinantes del océano y piezas de joyería que nunca pasan de moda.